En la tarde del 30 de mayo del 2011, salía de mi trabajo con la intención de acercarme al cementerio de mi ciudad, el cementerio de Ceares en Gijón. Mi objetivo, el cual llevaba preparando varios días atrás en mi mente, era el de hacer unas cuantas fotos en la zona norte del cementerio, la más antigua, llena de panteones y mausoleos. Y la verdad ,por qué no, grabar mí tiempo allí con una grabadora con el fin de poder conseguir si había suerte alguna psicofonía.
La tarde se presentaba oscura amenazando lluvia, una tarde pensé perfecta para visitar un cementerio. Cuando iba de camino, sin querer me empezó a entrar una sensación de nerviosismo, no era la primera vez que acudía a un cementerio, pero sí era la primera que iba por el motivo anteriormente citado.
En el momento que traspasé la entrada principal me dio la sensación que entraba en otro mundo, “el valle de la tranquilidad” se abría ante mí y yo era un extraño en aquel lugar.
Silencio y apenas un alma, entre unos de los panteones cercanos, pude ver a una chica que al igual que yo hacía fotos a una escultura peculiar (una calavera de la que salía de uno de sus ojos una serpiente), me sentí identificado con la chica y también por qué no aliviado de no ser el único que por allí caminaba.
Puse mi grabadora en marcha y comencé a hacer algunas fotografías, en ese momento como si una fuerza me invitara a marcharme, la lluvia arreció y tuve que guarecerme en la capilla que había cerca de allí.
" Interior de la capilla " |
Con un pequeño altar, sencillo y lleno de velas encendidas, la pared con manchas de humedad, aquel santo lugar me recibía, así que me senté en uno de sus bancos esperando a que la lluvia amainara. Absorto en mis pensamientos, sentí unos pasos tras de mí y al girarme vi como aquella chica con la que me había encontrado anteriormente, de aspecto gótico también se guarecía de la lluvia.
Pasaba el tiempo y la lluvia no cesaba, me acerqué a la entrada para observar mejor el panorama y salude a la chica con un hola. Era extraño, dos jóvenes como nosotros en un lugar como aquel…. oí unas voces y vi entonces como una pareja de ancianos entraba también en la capilla para protegerse de la lluvia.
Por fin tras esperar alrededor de diez minutos los cuales se me hicieron largos, salí al exterior.
He de decirlo pero una sensación de paz me embriagó, bajo un cielo completamente nublado y encapotado aquel conjunto de panteones, cipreses y demás esculturas parecía un lugar atemporal.
Dirigí mis pasos a la izquierda de donde me encontraba y comencé a recorrer aquellas calles entre los panteones, justo por el lugar por el que había entrado.
La paz era absoluta, rota tan solo por el sonido de mis pasos y el cantar de algún pajarillo que por allí había, de repente mi corazón dio un vuelco, al girar una de aquellas calles me encontré de cara con la imagen de una mujer semi agachada acariciando una rosa roja…..parecía tan real ……no esperaba eso….. Se trataba de una bella escultura que parecía “custodiar” la entrada a un impresionante panteón-mausoleo, el cual no sabría decir muy bien a quien pertenecía.
" Su aspecto parece tan real...da la sensación que esos ojos te van a mirar de repente..." |
" Detalle de la entrada al mausoleo " |
Tras este pequeño susto, seguí con mi peculiar paseo disfrutando de aquella paz y maravillándome de las obras de arte que a mí alrededor había.
Mis pasos me llevaron a una zona trasera del cementerio en la que me encontré con un conjunto de sepulturas que parecían bastante antiguas y que tenían la peculiaridad que en lugar de estar sobre la tierra estaban sobre una base de piedras blanquísimas y la zona del enterramiento estaba cubierta de piedras negras. El contraste resultaba hasta hermoso…
La primera de esas sepulturas pertenecía a un bebé de dos meses, leyendo su epitafio, sentí una tristeza enorme….que corta vida para un pequeño ángel….
Había también varias sepulturas sin nombre….cubiertas simplemente con aquellas piedras negras, como si los que allí yacían hubieran quedado olvidados por el paso del tiempo.
Una que me llamó la atención fue la de un hombre de avanzada edad, la cual tenía en su lápida un símbolo que parecía masónico.
" Símbolo Masónico en la lápida" |
Me alejé de allí, no sin antes volver a detener mis pasos en la tumba de aquel pequeño bebé….ojalá descanse en paz…
Esta vez mis pasos me llevaron hasta una zona de nichos, frente a los cuales había un enorme monolito dedicado a los caídos creo que durante la guerra civil, frente a él un mausoleo fosa común de imagino los caídos en el combate.
Se acercaba la hora del cierre, siete de la tarde y no me había encontrado absolutamente a ningún” vivo”….me dirigí a la salida no sin antes visitar una serie de enterramientos también bastante antiguas, esta vez en tierra. De nuevo tumbas sin nombre, cruces caídas….la tristeza me embargó de nuevo y en silencio pedí por todos los que allí yacían deseándoles un descanso en paz.
" Monolito dedicado a los caídos " |
Salí del camposanto, con una mezcla de paz pero también de alivio, ya que el hecho de sentirme allí tan solo he de decir que en algún momento pudo llegar a sobrecogerme.
De nuevo regresaba a la “vida”, el ajetreo de las calles, los coches el ir y venir de la gente, parecía otro mundo que hacía que aquel otro que había dejado atrás fuera algo casi irreal u onírico.
Sin embargo una parte de mí sabía que durante casi alrededor de una hora, mis pasos habían recorrido aquel “VALLE DE LA TRANQUILIDAD”.
ANGELUS
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