Tiempos aquellos, en donde espada y escudo
Erase de un honor poseerlos
Montando finos caballos, e íntimos compañeros.
Atravesando planos y montes, todos unidos,
Por solo un propósito mutuo.
Donde el aliento, era más duradero en torno a su corazón.
Donde no contaba el valor. Sino el sentimiento.
Donde doblegarse no era palabra de la razón
Donde lo mágico era real, y lo real era mágico
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