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Colgante de labradorita |
La labradorita es un mineral con una gran tradición mística que nos aporta una gran protección. Es una piedra que forma una barrera protectora ante las energías negativas..
Es una piedra altamente mística y protectora
Es portadora de luz
Eleva la conciencia
Conecta con las energías universales
Desvía las fuerzas no deseadas del aura
Impide los goteos energéticos
Forma una barrera ante las energías negativas
Lleva a otro mundo o a otras vidas
Facilita la iniciación a los misterios
Alinea los cuerpos físico y etérico
Permite acceder al propósito espiritual
Eleva la conciencia
Asienta las energías espirituales en el cuerpo físico
Estimula la intuición y los dones psíquicos
Trae mensajes del inconsciente a la superficie
Disipa los miedos y las inseguridades
Fortalece la fe en el yo y la confianza en el universo
Retira las proyecciones de otros
Calma la mente hiperactiva y energetiza la imaginación
Equilibra el análisis y la racionalidad con la visión interna
Aporta contemplación e introspección
Disipa ilusiones
Trae a la superficie los recuerdos reprimidos del pasado
Es una piedra de transformación
Prepara el cuerpo y el alma para la ascensión
Trata los desórdenes oculares y del cerebro
Alivia el estrés
Regula el metabolismo
Se usa para tratar resfriados
Trata la gota y el reúma
Equilibra las hormonas
Alivia la tensión menstrual
Reduce la presión arterial
Fuente: https://www.facebook.com/eltelarlina.libelula
Extrañando a las sacerdotisas de la mitología, una voz interior
me preguntó:
—¿Por qué no hay sacerdotisas?
Y una mujer me respondió:
—Las sacerdotisas están en todas las mujeres, son las guardianas del santuario del silencio y de las dualidades humanas . Disfrutan de la ambrosía de los dioses a través de los poros. Llevan una tiara en su cabeza que se comunica con el compendio interno de las leyes universales. En medio de su sabiduría entienden que ellas se pertenecen a sí mismas, no son de nadie. La mujer que no necesariamente es virgen. Así su independencia la lleva a crecer, a no amarrarse, a vivir su vida libre de vínculos que no la dejen crecer.
Y de pronto vi una imagen de una mujer pisando una media luna y casi al tiempo volví a escuchar la misma voz:
—Ella pisa la media luna como símbolo del ritmo de la vida, conoce la periodicidad y el ritmo. Es la dueña de la percepción, la intuición y abraza el mundo de los sueños. Sola, para poder adentrarse en su interior y descubrir las claves del destino en medio de retrospecciones íntimas.
Me sorprendió la respuesta y comprendí que entrar en mi interior era necesario para vivir y armonizar mi vida, descifrar el Cosmos que escapa a toda comprensión, encontrar preguntas a respuestas y enigmas por descifrar. Es la esencia femenina que se preocupa más por crecer que por materializarse.
La sacerdotisa - Ethel Saavedra García
Imagen: Twilight in the Forest - Helen Nelson Reed
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