sábado, 11 de mayo de 2013

MI NIÑA...MI ALMA...

Pequeña infante que brotaste de mi ser, mi hija, la que ahora me mira... 
Desde antes de la cuna surgió tu sonrisa. Tus ojos, ya vacíos, se presentan dándome océanos de dolor... pobre de mí... algo te arrebató tu simiente. Me sonríes, enseñándome tus tiernos dientes... ¿clamas mi presencia pequeña?... te la doy, pero esos ojos, como los de un tiburón... los diriges inexpresivos hacia mí, me dices: papi, conservas los recuerdos de mí... ¿porque ese pálido?... dime...
Tu rostro de muñeca se fija en mi persona, fría porcelana inmortal. Tus blancos labios deletrean mi nombre, me invitan levantándote de tu peana de mármol blanco, con todo el frío invadiendo mi sangre caliente. Detrás de ti aparece tu madre, con tu misma mirada.
¡¡¡Por dios!!!... sois vosotras las que clamáis mi presencia, las que me comunicáis vuestras intenciones con vuestros rostros, las que me dais cruelmente a elegir... escojo, suelto mi estaca y mi martillo, cierro los ojos y me dejo llevar... os entrego mi cuello para que seamos familia otra vez, pero quien ejecutará el acto será ella.
Mi niña... mi alma...


Por Adolfo Manzanares.

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