Existen lugares dedicados a la memoria, paraísos desolados donde sentir un silencio perpetuo...
Allí los ángeles parecen haber perdido cualquier hálito de vida y cada una de sus miradas se pierde en la nostalgia de un recuerdo.
Pero yo siempre he soñado con escuchar una música redentora capaz de romper un silencio tan funesto...
el pálpito de una melodía que dote de vida a todas aquellas estatuas que continúan ancladas en la soledad de un parque mortuorio.
Una vez, mientras mantenía la mirada absorta en uno de aquellos ángeles de piedra, me sorprendieron las risas de unos niños que jugaban escondidos entre las lápidas...
y comprendí que la vida continuaba vibrando en aquel lugar, conmoviendo el corazón de los yacentes en un sopor eterno.
Al devolver mi mirada hacia aquel rostro exánime, el ángel comenzó a mover sus labios susurrando la dulce melodía de una canción de cuna que invadió todos mis sentidos...
y creí enloquecer cual Ophelia sumergida en la belleza fúnebre de aquella música.
Entonces, en el mismo momento en que me sentí desfallecer y cerré mis ojos para siempre, las puertas de un Santuario Oscuro se abrieron en mis sueños...
...Sshhhh...
Y se hizo de nuevo el silencio...
VICTORIA FRANCÉS
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