La amatista es quizás el mineral más conocido. Cuando se la descubrió, se la tenia en tanto aprecio en joyería como al rubí o al zafiro, por su belleza y por su escasez. Mas tarde, en 1800, se descubrieron múltiples yacimientos de esta piedra, sobretodo en Brasil, y perdió su valor pecuniario. Esto puede interpretarse como un regalo hacia la mayoría de nosotros, pues de esta forma podemos tener un fácil acceso a esta maravillosa y generosa entidad.
Es una piedra maestra, un cristal altamente protector. Representa físicamente el rayo violeta alquímico de la transformación. Se la asocia al sexto chakra (Ajna) o tercer ojo, situado en el entrecejo.
Las drusas (conglomerados de diferentes puntas) o las geodas (conglomerados de diferentes puntas, en forma de cuenco) se utilizan mucho en centros de salud, cuartos de meditación y salas de espera ya que llenan el espacio con vibraciones relajantes, neutralizan la energía negativa y liberan la energía bloqueada. Son pilas energéticas en si mismas, y pueden utilizarse para recargar otras piedras.
Se la llama “Piedra del Alma”, pues se conecta con ese nivel, de ahí que sea una piedra muy adecuada para la meditación. Lleva claridad a la mente y purifica la conciencia. Calma las pasiones y las emociones. Favorece la intuición. Es una gran protectora psíquica.
A nivel físico es una gran benefactora del sistema inmunitario, y también limpia la sangre. Es muy útil para combatir las adicciones, drogas, alcohol o incluso ludopatía. Eso es así por su gran conexión espiritual.
Como piedra lunar que es, a la hora de limpiarla o potenciarla, es preferible hacerlo con agua “que corra”, si no es posible en un arroyuelo de la Naturaleza, en el grifo de nuestras casas.
Esta piedra es muy adecuada para llevar siempre a mano, en un bolsillo, en el bolso, en collar, en pulsera, en colgante. También es una de las pocas piedra que pueden compartir el sueño con nosotros; se la puede tener en la mesilla de noche, o en ocasiones bajo la almohada.
Busca una piedra que te atraiga especialmente, siempre pensando que la usarás para la meditación. Una vez la hayas conseguido, para meditar, haz contacto con ella, observa su color, sus inclusiones, su forma, puedes colocarla en la mano derecha, sintiendo como tu chakra la reconoce, y sentada en la posición adecuada, cierra los ojos, respira pausadamente y en total relajación, concéntrate en tu cristal, conecta con él, siente su energía, escucha lo que quiera transmitirte.
PAG: “OASIS DE LUZ”